Un bosque de símbolos: ¿Qué son los tótems de Alaska?
Los tótems de Alaska son esculturas de madera talladas por los pueblos indígenas del noroeste del Pacífico, especialmente los Tlingit, Haida y Tsimshian. Estas imponentes columnas no son ídolos religiosos, como a veces se cree, sino narradores visuales de historias, linajes familiares, leyendas mitológicas y acuerdos tribales.
Cada figura tallada —un oso, un cuervo, una rana o un águila— representa un ser ancestral, un espíritu protector o una figura importante dentro de la cosmovisión indígena. Los tótems se erigían frente a casas comunales, como señales de respeto, identidad y poder. Su presencia es una afirmación de orgullo cultural frente a siglos de intentos de asimilación.


Puentes invisibles: ¿Qué relación tienen con Sudamérica?
Aunque separados por miles de kilómetros, los pueblos indígenas de Alaska y Sudamérica comparten rasgos culturales profundos: una relación espiritual con la naturaleza, el uso de animales como símbolos sagrados, y el arte como forma de preservar y transmitir la memoria.
En los Andes, por ejemplo, el cóndor, el jaguar y la serpiente representan el cielo, la tierra y el inframundo. Estos animales también aparecen en los tejidos, cerámicas y mitos que, al igual que los tótems, tienen una función simbólica y educativa. En la Amazonía, los chamanes también se comunican con espíritus animales, una práctica que resuena con el rol espiritual que tienen las figuras de los tótems.
Estas similitudes no son coincidencia. Forman parte de una herencia panamericana de culturas originarias que, aunque diversas, comparten una visión animista del mundo, donde todo —animal, planta, piedra— tiene un alma.
¿Y hoy? La situación de los pueblos indígenas en Alaska
Hoy, los pueblos nativos de Alaska siguen luchando por sus derechos, tierras y culturas. Tras siglos de colonización rusa y luego estadounidense, enfrentaron la pérdida de lenguas, desplazamientos forzados y políticas de asimilación. Sin embargo, en las últimas décadas se ha visto un resurgimiento cultural impulsado por las mismas comunidades indígenas.
Algunas realidades actuales:
- Reconocimiento legal: Las tribus en Alaska tienen cierto grado de autogobierno, y existen organizaciones como la Alaska Federation of Natives que defienden sus derechos.
- Desafíos sociales: Muchas comunidades enfrentan pobreza, crisis de salud mental y acceso limitado a servicios básicos.
- Resistencia cultural: Hay un renacimiento de lenguas nativas, talleres de tallado de tótems, danzas tradicionales y formas de vida basadas en la caza, la pesca y la espiritualidad ancestral.
- Cambio climático: La crisis ambiental afecta profundamente sus territorios: el deshielo, el desplazamiento de especies animales y el aumento del nivel del mar amenazan sus formas de vida tradicionales.
¿Dónde ver tótems en Alaska (y más allá)?
Si quieres vivir la experiencia de ver estos monumentos ancestrales en persona, aquí te dejo algunos destinos imperdibles:
🪵 Ketchikan, Alaska
Conocida como la “Capital mundial de los tótems”, es el mejor lugar para empezar. Puedes visitar:
- Totem Bight State Historical Park: un parque frente al mar con tótems restaurados y una casa comunal tradicional.
- Saxman Native Village: donde aún viven familias indígenas y se siguen tallando tótems a mano.
- Totem Heritage Center: que conserva tótems originales del siglo XIX.
🌲 Sitka, Alaska
Un pueblo costero con fuerte herencia Tlingit. Aquí puedes recorrer el Sitka National Historical Park, que ofrece senderos entre bosques y tótems históricos.
🌿 Juneau, Alaska
La capital del estado tiene tótems en varios espacios públicos, y puedes visitar el Sealaska Heritage Institute, que promueve la preservación de la cultura indígena del sureste de Alaska.
🇨🇦 Columbia Británica, Canadá
Si vas más al sur, comunidades Haida y Kwakwaka’wakw también tienen impresionantes tótems en pueblos como Skidegate, Alert Bay y Victoria.
Un mensaje que cruza continentes
Los tótems de Alaska nos enseñan que las culturas originarias tienen formas profundas y bellas de conectarse con el mundo. Aunque separadas por geografías extremas, muchas comunidades indígenas —desde el Ártico hasta el Amazonas— comparten una sabiduría milenaria: vivir con respeto, equilibrio y gratitud hacia la tierra.
Reconocer, proteger y aprender de estas culturas no es solo un acto de justicia histórica, sino también una guía para construir un futuro más armonioso, con raíces profundas y alas amplias.