Nuestro viaje a Alaska con el Norwegian Joy: una experiencia inolvidable
Del 1 al 12 de abril, emprendimos una aventura que siempre habíamos soñado: recorrer Alaska a bordo de un crucero, esta vez el Norwegian Joy, con la organización y respaldo de nuestra agencia Viajar es la Vida. Fue un viaje lleno de paisajes que nos quitaron el aliento, caminatas por la naturaleza salvaje y momentos de absoluto asombro ante la fuerza de la tierra.



🌊 La ruta que seguimos
Seattle, Washington fue nuestro punto de partida. Desde allí zarpamos hacia el norte, listos para descubrir uno de los destinos más imponentes del planeta. Nuestro itinerario fue:
Ketchikan (Ward Cove), Alaska
Colorida, alegre, con casas construidas sobre pilotes de madera. Ketchikan nos recibió con una mezcla de lluvia ligera y cielos despejados, muy propio del clima de Alaska. Visitamos Creek Street, un antiguo barrio de pescadores con tiendas y galerías encantadoras. También aprovechamos para comprar recuerdos y caminar por la ruta del salmón, los salmones llegan a Alaska en el mes de julio y se puede ver nadando río arriba en esa época. Ketchikan se hace llamar la capital mundial del salmón y es un pueblo lleno de vida y muy fácil de recorrer a pie. Tambien se puede visitar el Centro Patrimonial de Tótems.



Juneau, Alaska
La capital de Alaska nos recibió con montañas cubiertas de nieve y aire puro. Aquí alquilamos un carro e hicimos una linda ruta rodeados de árboles gigantes, respirando tranquilidad en cada paso. Uno de los momentos más memorables fue ver el Glaciar Mendenhall y las Cataratas Nugget desde uno de los miradores del parque. La fuerza de la naturaleza se sentía en cada rincón. En el recorrido estábamos atentos por si veíamos algún oso…Y si, vimos un oso tímido al lado de la autopista por instante. También aprovechamos para probar salmón fresco en un pequeño restaurante local: simple y delicioso.



Glacier Bay National Park (navegación escénica)
Este día no nos bajamos del barco, pero fue uno de los más impactantes del viaje ya que recorrimos el Parque Nacional de Glaciares a bordo. Desde la cubierta observamos cómo el crucero se adentraba en una bahía rodeada de montañas y pudimos ver dos glaciares imponentes. El silencio solo se rompía cuando un pedazo de hielo se desprendía y caía al mar con un estruendo. Pudimos ver nutrias flotando, aves volando alrededor y algunas cabras de la montaña. Fue una jornada para contemplar, reflexionar y admirar la fuerza del planeta.


Skagway, Alaska
Esta ciudad pequeña, con su estética del viejo oeste, nos trasladó a otra época. Desde aquí tomamos el famoso tren White Pass & Yukon Route, que sube por las montañas en una ruta llena de curvas, túneles y vistas espectaculares. Desde las ventanillas veíamos cascadas, puentes colgantes, paisajes de película y al llegar al tope de la montaña fue maravilloso poder ver un paisaje completamente blanco, totalmente cubierto de nieve. Fue una mezcla de historia, aventura y belleza natural. También tuvimos tiempo de recorrer sus tiendas y charlar con locales, que siempre tenían alguna anécdota interesante.

Icy Strait Point, Alaska
Una parada tranquila, rodeada de naturaleza pura. Aquí optamos por hacer una caminata por los senderos que atraviesan el bosque. También se puede llegar al pueblo en teleférico y luego en shuttle. Disfrutamos del paisaje, del olor a pino, del sonido de las aves. Recorrimos las tiendas, un pequeño museo y pudimos ver unas ballenas desde lejos, pero fue muy emocionante.



Sitka, Alaska
Sitka tiene un encanto muy especial: mezcla la herencia rusa con la cultura indígena Tlingit. Recorrimos el centro caminando, visitamos la catedral ortodoxa y paseamos por la costa observando las pequeñas islas cercanas. Aquí también hicimos una caminata por un sendero costero con vistas hermosas de los tótems y aire fresco. Es un destino perfecto para los que buscan historia, naturaleza y calma en un solo lugar.




Victoria, Canadá
Nuestra última parada antes de volver a Seattle. Victoria nos sorprendió con su elegancia: edificios de estilo europeo, jardines impecables y un ambiente muy relajado. Aquí caminamos por el puerto, tomamos un café en una terraza y simplemente disfrutamos del contraste con los días anteriores. Fue el cierre perfecto para una travesía mágica.




La vida a bordo del Norwegian Joy
A lo largo del viaje, el Norwegian Joy se convirtió en nuestro hogar flotante. Disfrutamos muchísimo de los shows nocturnos especialmente su show insignia “Elements”, la variedad de restaurantes temáticos, la amabilidad del personal y los espacios para relajarse mirando el mar. Cada noche había algo distinto para hacer o ver. Y siempre, siempre, la comida fue deliciosa.
Un consejo importante: aunque en los puertos hacía frío (incluso hubo nieve en algunos), dentro del barco el ambiente era cálido. Por eso recomendamos llevar ropa para invierno: una buena chaqueta, ropa térmica, poncho y/o impermeable, así como ropa ligera para dentro del barco. Pueden llevar binoculares aunque si no los tienen, en el barco venden unos de muy buena calidad y a buen precio por venderlo en la tienda duty free.
Una experiencia que recomendamos con los ojos cerrados
Viajar por Alaska es asomarse a un mundo de glaciares, bosques, montañas y océanos infinitos. Y hacerlo en un crucero como el Norwegian Joy, de la mano de Viajar es la Vida, lo convirtió en una experiencia segura, cómoda y profundamente transformadora gracias a su conocimiento y sus alianzas.
Si sueñan con Alaska, no lo dejen para después. La naturaleza está esperándolos, y nosotros solo podemos decir: volveríamos mañana mismo.






✈️ ¿Quieres hacer este viaje? Hay muchas formas de vivir Alaska
Nuestra travesía fue de 10 días, ida y vuelta desde Seattle, pero Alaska se puede descubrir de muchas maneras. Existen rutas que salen desde Vancouver, Seward, Whittier o incluso San Francisco, con duraciones que van desde 7 hasta 14 días, algunas con más días en tierra o con destinos adicionales como Denali o Anchorage.